La Humilde Grandeza de H.P.B.
¿Cómo se puede hablar de alguien como H.P.B. sin entrar en un mundo desconocido, enigmático, filosófico y a la vez profundamente espiritual? si, quizás H.P.B. haya sido uno de los personajes más enigmáticos de los últimos ciento treinta años. Despertó la curiosidad del ignorante y el espíritu dormido de científicos e investigadores de la ciencia y la religión, lo que levantó oleadas de escepticismo, dudas y controversias; sin ser la enemiga de nadie tuvo y tiene detractores que aún se empeñan en demostrar lo que jamás comprenderán de ella, su grandeza científica y espiritual.
Si sus detractores buscaban a alguien grande para denostar, encontraron en H.P.B. a alguien que los superó más allá de toda idea; no era grande, era grandiosa, demasiado para ser comprendida por mentes pequeñas, de ideas limitadas, encerradas en pobres estructuras, fanáticos, incapaces de concebir en sus mentes el vuelo mental que ella poseía, y menos aún, comprender sus enseñanzas, tal como el hecho de la evolución física y espiritual en el universo, que puede llevar al hombre ante la puerta misma de su divina procedencia. H.P.B. demostró que de esto sabía mucho y más, aunque en su humildad nunca admitió que de ella emanaba semejante conocimiento, siempre lo atribuyó a Santos Varones, hijos de una suprema Sabiduría a los que llamó sus Maestros. Hoy, sus detractores, aprovechando esta tecnología de avanzada, siguen intentando descalificar a H.P.B., con argumentos rebuscados en falsas afirmaciones, sin embargo H.P.B. los enfrenta con la sabiduría que le dio brillo propio y con las armas más poderosas que ella logró poseer en sus manos: pluma, tinta, papel y un supremo conocimiento de las leyes que gobiernan el universo, y, aunque parezca contradictorio, ella afirmó más de una vez que su servicio, su entrega de amor, era para toda la Humanidad, la que, a sabiendas de ella, estaba integrada también por sus más intestinos detractores. Esto demuestra la grandeza y humildad de esta misteriosa H.P.B.
El Movimiento Teosófico que H.P.B. puso en marcha a partir del año 1875, jamás se detendrá. Su enorme e inagotable energía es el amor más elevado y aún desconocido por la mayor parte de la Humanidad, por ende, al ser desconocido será imposible detenerlo y lo más maravilloso de la fuerza de este amor es que, al conocerlo comenzamos a formar parte de él, no sintiendo otra cosa que la necesidad de vivir dentro de esta fuerza, que es la sabiduría misma.
H.P.B. fue una integrante de la Gran Logia Blanca que trabajó públicamente bajo las órdenes de Adeptos, e hizo conocer su relación con ellos convirtiendo su caso como único en su tipo. El mundo tuvo la oportunidad de conocer a semejante personalidad que descollaba en cuanto tema filosófico, religioso, espiritual o científico tratara, pero este mundo atraído por lo fantástico que de ella se hablaba, nunca se dio cuenta a quien tenía en frente. Su alta investidura le permitió una más alta sensibilidad ante el trato desconsiderado del mundo. Sufrió más por su impotencia ante la ignorancia que amenazaba el Plan de sus Maestros y a la misma raza Humana, que a ella misma, pero aún así su obra fue terminada hasta donde el Karma de esta misma Humanidad lo permitió.
Para su propio pesar, no siempre sus compañeros supieron comprenderla, y la visión que de ella tenían no siempre fue la más acertada. Probablemente quien más pudo comprender su obra, su entrega y su sacrificio, fue W.Q. Judge, protegiendo hasta sus últimos días la pureza de las enseñanzas teosóficas, dejando encolumnado el trabajo para América de manera que llegara hasta nuestros días la Teosofía Original, a pesar de las dificultades que esta Teosofía tuvo que sortear, entre cambios e ideas, que pusieron en peligro esta misión. H.S. Olcott, fue fiel al trabajo de la Sociedad Teosófica y a toda su organización, sin embargo, W.Q. Judge fue el más fiel servidor de la Teosofía, permitiendo finalmente que otras organizaciones Teosóficas que nacieron después, pudiesen llevar adelante la Teosofía Original sin alteraciones que desvirtuaran sus enseñanzas. Estas organizaciones existen, por fortuna, hasta el día de hoy y esperemos que sigan existiendo, ya que tamaño esfuerzo y sacrificio de todos los que intervinieron en esta “empresa desesperada”, no debiera terminar en fracaso en manos de los actuales herederos de este saber sagrado, La Teosofía.
En los primeros tiempos en que H.P.B. comenzó su misión en el mundo, es dable observar, como la ceguera mental, el fanatismo por ideas religiosas y por una ciencia negada a aceptar el avance perpetuo de la evolución, dificultaron la aparición de nobles servidores, de mentes abiertas, capaces de reconocer la raíz común entre todas las religiones y con una capacidad científica, para develar esos mismos misterios científicos que hoy son ampliamente aceptados por haberse comprobado su veracidad, dándole a H.P.B. un lugar importante en el estudio y la opinión de científicos de renombre.
H.P.B. aseveró, para asombro de muchos de su tiempo, que el átomo era divisible ad infinitum, con lo que muchos científicos se dieron cuenta que esta extraordinaria mujer de algún lado obtenía una información, totalmente comprobable si se salía del estancamiento científico y se le daba un nuevo impulso a la investigación que hasta ese tiempo estaba en estado pétreo. H.P.B. declaró a toda la evolución como un todo científico, ya que todo partía de una unidad que se sumergía en la diversidad de la materia y retornaba totalmente espiritualizada a esa misma unidad. Esto es la evolución, es el Kosmos con supremas inteligencias, que en un inconmensurable y eterno laboratorio científico, da lugar a una concatenación de experiencias y lleva a miríadas de vidas a esa realización divina, buscada y anhelada por millones de años y de la cual se puede tener verdadero conocimiento cuando se llega por evolución a ese estado de Hombre-Mente, por lo menos en este sistema. H.P.B. destruyó los altares de una enfermiza superstición, donde el espiritismo y el dominio religioso basado en otras tantas supersticiones y fe ciega convierten al individuo en un esclavo del fanatismo ciego y peligroso, en una sociedad sedienta de una verdadera Fraternidad y necesitada de saber las Verdades Eternas, sobre su Naturaleza Divina, para liberarse del sometimiento doloroso de la materia.
Sobre H.P.B., aún no se ha dicho todo, lenta pero constantemente se va encontrando una cantidad de correspondencia que ella personalmente escribía. Hoy son de gran importancia para quienes siguen la Teosofía Original. Muy pocas son las cartas escritas por ella, que no dejen deslizar alguna enseñanza de valor inestimable. Hoy, ante la actual modernidad del mundo, su figura espiritual se agiganta, empequeñeciendo a sus obscuros detractores. La luz de su conocimiento le da a la ciencia herramientas para desentrañar los misterios del universo. A las religiones les muestra la verdadera religión a ser seguida; despojadas de sus supersticiones, estas son todas hermanas nacidas de una misma raíz. Enseñándoles que no es la religión la que acerca al hombre a su divinidad sino el acto de vivir religiosamente.
Encontramos a un hombre que pudo demostrar que viviendo religiosamente, asido a la Ley de Amor y no violencia podía romper con las cadenas que sometían a sus Hermanos. La libertad que Gandhi buscó para su pueblo, fue inspirada por la Teosofía. Este extraordinario agente de la paz, tuvo el privilegio de encontrarse con H.P.B. y gracias a ello puso su mirada en su país y en su sabiduría milenaria, dándose cuenta que la verdadera cultura espiritual estaba en su tierra. Ingresó como miembro de la Logia Blavatsky el 26 de marzo de 1891. Fue con Teósofos que estudió el Bhagavad Gita, y profundamente inspirado en él, comprendió que la mayor batalla sólo se puede ganar aplicando las leyes del Amor, sin provocar daño alguno, la filosofía de Ahimsá cubrió su vida, la no dañabilidad, la resistencia pacífica, la no violencia desplegada en el Bhagavad Gita, la incorporó a su vida y la usó hasta su trágico final. Pero la libertad de su país finalmente se logró, aunque el fanatismo y la ignorancia cobraron tan alto y doloroso costo.
Se podría nombrar una gran cantidad de hombres y mujeres destacados por sus vidas ejemplares que fueron inspirados por H.P.B. y la Teosofía que ella y sus Maestros revelaron al mundo, lo que nos llevaría a escribir cuantiosos volúmenes, así y todo no alcanzaríamos a decirlo todo, más hoy con esta tecnología de la informática podemos encontrar su extraordinario trabajo en pos de elevar a esta, nuestra Humanidad, por encima de tanta miseria y pobreza espiritual. Su legado no pasará nunca desapercibido por ninguna mente y corazón que busque y trabaje por el bien común y que selle su vida con el sagrado compromiso de amor que haga posible el mejoramiento de la raza Humana.
H.P.B. y sus Maestros, nos heredaron un conocimiento sin el cual sería imposible nuestro “retorno a casa”. En “La Doctrina Secreta”, ordenaron y clasificaron cientos y cientos de conocimientos que en toda una vida humana no podríamos desentrañar a pesar de nuestra tecnología. Las normas morales y éticas que rigen la existencia de estos Sabios, pueden influir grandemente en la mente y corazón de todos nosotros si tan solo hacemos un intento de ser mejores. Con la crítica despiadada hacia H.P.B., sus Maestros y la Teosofía que ellos dejaron, no mejoraran los ingentes problemas del mundo. Pero si aprendemos de ellos, de su Sabiduría contenida en La Teosofía, seguramente se aliviará la pesada carga de dolor y miseria que amenaza con destruir este único planeta que nos sustenta.
Debemos saber que ninguna pretendida “verdad” acuñada en la intriga humana, puede alcanzar a H.P.B. y sus Maestros, ellos son el resultado de la Eterna Ciencia de la Verdad, jamás sus sagradas investiduras serán manchadas por algún pensamiento o acción humana, porque en términos de evolución espiritual, están demasiado lejos, por lo tanto, para nosotros, inalcanzables.
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